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Desde que Maca Sánchez firmó el primer contrato profesional con San Lorenzo, pasaron cinco años, y aquel impulso que hizo crecer el fútbol femenino entró en un declive. Los canales públicos ya no televisan todos los partidos como ocurría hasta el año pasado, los clubes no entregan los estadios para que se disputen los encuentros y los salarios mínimos de las jugadoras son miserables. La crisis económica que sufren las instituciones a veces funciona como excusa. Leer más