
Escribe Marina Labati.
El día Sábado 31/12 recibo una llamada donde me avisan que la bóveda Labati fue violentada y que me acerque al lugar.
El último lugar que hubiese imaginado que roben a la familia es en el cementerio.
Cuando llego una desidia, nadie, absolutamente nadie.
La puerta barreteada, el vitro roto, jardineras de bronce y el piso que sirve de tapa, piso y respiradero de bronce que falta. Un mal que hubiese sido mucho mayor si alguien entraba y no se daba cuenta del agujero que quedó, porque estos salvajes no respetan nada ni siquiera el descanso de tus seres queridos.
Esto no tiene que ver con el valor económico solamente sino con el daño y una sensación horrible de inseguridad que no debería vivir nadie.
No sé si poner cámaras, o más personal porque no hay serenos a la noche; ni tampoco hay un seguro que cubra estos eventos.
Pero que por favor no vuelva a pasar.
Un poco de respeto por favor!
Gracias por la posibilidad de poder expresarme.